Rebelión en la granja: Grasso quedó expuesto y en soledad en el Congreso provincial del PJEste sábado se llevó a cabo el Congreso provincial del Partido Justicialista en Santa Cruz, en un clima marcado por fuertes ausencias, cuestionamientos internos y una notoria falta de conducción. El encuentro, promovido por el intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso, terminó por evidenciar el profundo distanciamiento entre la dirigencia del PJ y sus bases.
Con una participación limitada y sin la presencia de congresales del interior ni figuras históricas del justicialismo santacruceño, el evento reflejó la fragilidad política del espacio tras haber perdido el control de la provincia y de la mayoría de los municipios. Hoy, sin el poder de las cajas que durante años sirvieron como mecanismo de alineamiento interno, el PJ enfrenta serias dificultades para articular una estrategia colectiva.
Desde distintos sectores se hicieron sentir reclamos por la falta de autocrítica, de renovación real y de apertura hacia la militancia. La conducción partidaria parece centrarse exclusivamente en sostener la figura de Grasso, quien quedó en el centro de la escena pero sin el respaldo territorial ni político necesario para proyectarse como líder del espacio.
La jornada dejó expuesto un justicialismo en crisis, sin capacidad de convocatoria y con escasa representatividad. Mientras tanto, la falta de propuestas y la desconexión con las demandas sociales profundizan el desencanto y la parálisis de un partido que aún no logra reponerse de su derrota electoral.
Con una participación limitada y sin la presencia de congresales del interior ni figuras históricas del justicialismo santacruceño, el evento reflejó la fragilidad política del espacio tras haber perdido el control de la provincia y de la mayoría de los municipios. Hoy, sin el poder de las cajas que durante años sirvieron como mecanismo de alineamiento interno, el PJ enfrenta serias dificultades para articular una estrategia colectiva.
Desde distintos sectores se hicieron sentir reclamos por la falta de autocrítica, de renovación real y de apertura hacia la militancia. La conducción partidaria parece centrarse exclusivamente en sostener la figura de Grasso, quien quedó en el centro de la escena pero sin el respaldo territorial ni político necesario para proyectarse como líder del espacio.
La jornada dejó expuesto un justicialismo en crisis, sin capacidad de convocatoria y con escasa representatividad. Mientras tanto, la falta de propuestas y la desconexión con las demandas sociales profundizan el desencanto y la parálisis de un partido que aún no logra reponerse de su derrota electoral.