Falleció la mujer que se prendió fuego en Caleta OliviaLa directora general del Hospital Zonal de esta ciudad, Patricia Zari, confirmó a El Patagónico que a las 16:37 de ayer y debido a las gravísimas e irreversibles heridas, dejó de existir la mujer que el martes se prendió fuego rociando su cuerpo con combustible, siendo infructuosos los denodados esfuerzos de los médicos que procuraban mantenerla con vida en la Unidad de Terapia Intensiva del mismo nosocomio.
Vanesa González, de 34 años, presentaba quemaduras en el 95 por ciento de su cuerpo, en algunos casos de cuarto grado, y su cuadro clínico extremadamente crítico hacia imposible su derivación a un centro especializado en quemaduras de la Capital Federal.
La mujer, cuyo esposo falleciera hace varios años y es madre de cinco hijos, residía en el barrio Koltum, pero el dramático suceso ocurrió alrededor de las 18.30 frente a una casa ubicada en la calle Francia del barrio Rotary 23.
Había ido a ese lugar a esperar a quien fue su última pareja, Sergio Ramos, de 41 años, para pedirle que reestableciera la relación, pero al no poder convencerlo decidió cumplir con la drástica decisión que al parecer venía pensando desde hace algún tiempo.
El segundo jefe de la Unidad Regional Zona Norte, comisario mayor Miguel Ángel Coronel, dijo que de acuerdo al testimonio que brindó Ramos, al llegar a su casa éste vio que su expareja lo estaba esperando y tras una breve discusión, la mujer extrajo de una mochila un recipiente que contenía un líquido inflamable (posiblemente nafta) y se roció el cuerpo, para inmediatamente después accionar un encendedor y prenderse fuego a lo bonzo.
La celeridad con que se sucedieron los acontecimientos no dio tiempo a que Ramos le quitara el encendedor y solo atinó a intentar abrazarla para apagar las llamas, tras lo cual llegaron presurosos varios vecinos que procuraron sofocarlas con algunas ropas e incluso arrojando tierra.
Minutos después arribó una dotación de bomberos y un equipo de emergencias médicas que la trasladó en una ambulancia al Hospital Zonal, pero las graves quemaduras que sufrió ya eran irreversibles y luego de agonizar por algo más de 20 horas falleció a media tarde de ayer, profundizándose la gran conmoción que causó el penoso hecho en toda la comunidad. (El Patagónico)
Vanesa González, de 34 años, presentaba quemaduras en el 95 por ciento de su cuerpo, en algunos casos de cuarto grado, y su cuadro clínico extremadamente crítico hacia imposible su derivación a un centro especializado en quemaduras de la Capital Federal.
La mujer, cuyo esposo falleciera hace varios años y es madre de cinco hijos, residía en el barrio Koltum, pero el dramático suceso ocurrió alrededor de las 18.30 frente a una casa ubicada en la calle Francia del barrio Rotary 23.
Había ido a ese lugar a esperar a quien fue su última pareja, Sergio Ramos, de 41 años, para pedirle que reestableciera la relación, pero al no poder convencerlo decidió cumplir con la drástica decisión que al parecer venía pensando desde hace algún tiempo.
El segundo jefe de la Unidad Regional Zona Norte, comisario mayor Miguel Ángel Coronel, dijo que de acuerdo al testimonio que brindó Ramos, al llegar a su casa éste vio que su expareja lo estaba esperando y tras una breve discusión, la mujer extrajo de una mochila un recipiente que contenía un líquido inflamable (posiblemente nafta) y se roció el cuerpo, para inmediatamente después accionar un encendedor y prenderse fuego a lo bonzo.
La celeridad con que se sucedieron los acontecimientos no dio tiempo a que Ramos le quitara el encendedor y solo atinó a intentar abrazarla para apagar las llamas, tras lo cual llegaron presurosos varios vecinos que procuraron sofocarlas con algunas ropas e incluso arrojando tierra.
Minutos después arribó una dotación de bomberos y un equipo de emergencias médicas que la trasladó en una ambulancia al Hospital Zonal, pero las graves quemaduras que sufrió ya eran irreversibles y luego de agonizar por algo más de 20 horas falleció a media tarde de ayer, profundizándose la gran conmoción que causó el penoso hecho en toda la comunidad. (El Patagónico)