El vaciadero colapsa, la ciudad se intoxica y Grasso sigue en modo fiesta
Basural fuera de control, maquinaria destruida, deudas impagas y riesgo de incendio. Mientras la ciudad se hunde en la basura, el Intendente mira para otro lado. VIDEO
El Vaciadero Municipal de RÃo Gallegos está colapsado y la Municipalidad lo dejó a su suerte. Lo que hoy ocurre en el basural no es un problema operativo: es un colapso estructural, un derrumbe sanitario que se veÃa venir y que el intendente Pablo Grasso eligió ignorar mientras sigue gastando en fiestas, escenarios y shows como si la ciudad estuviera en su mejor momento.
Mientras la basura crece como una montaña sin control, hace dos semanas que ninguna máquina toca el suelo del vaciadero. Dos semanas de parálisis absoluta. No hay compactación, no hay trabajo, no hay nada. Solo toneladas de desechos pudriéndose al aire libre.
¿Por qué? Porque toda la maquinaria está rota, destruida por años de falta de mantenimiento. Y porque los proveedores-tanto los que reparan como los que alquilan equipos-cortaron todo: no les pagan, no les cumplen y no hay un peso para poner una pala a funcionar. La ciudad está tapada de basura mientras el municipio acumula deudas por todos lados.
La frase que se escucha en el lugar es escalofriante, pero resume la realidad:"Estamos esperando que se prenda fuego nomás."
Ese es el nivel de abandono. Un basural gigante, sin control, sin maquinaria, sin personal equipado, sin proveedores, sin gestión. Un foco tóxico que puede incendiarse, contaminar el aire de toda la ciudad y poner en riesgo la salud de miles de vecinos. Y mientras tanto, la conducción polÃtica está en otra: inauguraciones, bailes, luces y sonrisas para la foto.
Los vecinos ya no hablan de olor: hablan de peste. No hablan de roedores: hablan de plagas. No hablan de humo: hablan de un infierno que puede estallar en cualquier momento.
Y mientras la ciudad pide respuestas, Grasso ofrece silencio.O peor: maquillaje.