El luctuoso episodio se produjo minutos después del mediodía cuando las unidades de bomberos fueron alertadas por vecinos de que en la casa N° 2.374 ubicada en la calle San Juan, a pocas cuadras de la Comisaría Seccional Quinta, se estaba registrando un incendio y también advertían sobre la posibilidad de que en su interior hubiera chicos encerrados.

Los servidores públicos llegaron en contados minutos y utilizaron barretas para forzar el portón metálico de la reja del patio y luego hicieron lo mismo con la puerta por la que se ingresa al living.
Mientras algunos bomberos apagaban las llamas, otros se introdujeron en medio de la densa humareda en búsqueda de los pequeños, hasta que lograron hallarlos desvanecidos y rescatarlos.
En el mismo acceso a la vivienda les practicaron desesperadas técnicas de resucitación hasta que llegaron equipos de emergencias médicas del Hospital Zonal en dos ambulancias.
Pese a todos los esfuerzos, los menores fallecieron en el trayecto al nosocomio o cuando ya habían ingresado al mismo con paros cardio respiratorios.

En el lugar pudo saberse que al momento de producirse la tragedia, la madre y el padre, de apellidos Serrano y Barraza, se hallaban trabajando en dependencias municipales y aparentemente era habitual que los chicos (todos varones) quedaran encerrados, pero no se sabe si les daban alguna llave por cualquier imprevisto.
Hasta avanzada la tarde, peritos bomberos trabajaban en la vivienda para determinar el origen del fuego que destruyó una habitación y afectó parciamente a otras dependencias, pero el desenlace fatal estuvo motivado por el monóxido de carbono que inhalaron los pequeños.
Los nombres de las inocentes víctimas no habían sido suministrados hasta anoche por autoridades policiales y hospitalarias, en tanto toda la comunidad estaba consternada por el luctuoso episodio. (El Patagónico)